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Lanata, el hombre de las 100 millones de bolsas y otros monstruos imaginarios

Ay­er domin­go 26 de julio de 2020 Jorge Lana­ta di­jo es­to, en tele­visión, sin pon­erse col­orado:

Cor­rec­ta­mente Lana­ta in­for­ma que es una com­pra di­rec­ta, y que no es­tá ad­ju­di­ca­da. Lamentable­mente has­ta ahí lle­ga la parte que in­for­ma cor­rec­ta­mente. Salen al­gunos tex­tuales con ex­pli­ca­ciones.

En el renglón 2 pi­den fun­das mor­tuo­rias por cien mil­lones de unidades

No. No pi­den cien mil­lones de unidades. Pi­den co­ti­za­ciones a provee­dores por has­ta cien mil­lones de unidades. Y si uno va y mi­ra el pliego puede ver lo sigu­ien­te:

  • Se ad­mite co­ti­zación par­cial por renglón Po­drán co­ti­zar, un­o, var­ios o to­dos los ren­glones
  • Se po­drá ad­ju­dicar un renglón par­cial­mente.
  • Ad­ju­di­cación por renglón

Es de­cir:

  • Los provee­dores pueden ofre­cer cualquier can­ti­dad de las cosas que quier­an vender has­ta 100 mil­lones de unidades
  • El es­ta­do puede com­prar cualquier can­ti­dad den­tro de lo que el provee­dor ofrece.

Por lo tan­to, ni al­guien va a vender cien mil­lones de nada, ni nadie va a com­prar cien mil­lones de na­da. El número cien mil­lones no sig­nifi­ca na­da.

so­mos 40

No, Jorge, so­mos 44 y pi­co.

Va a haber gente que se muera dos ve­ces

No, Jorge, na­da más es­tás di­cien­do pavadas para provo­car in­dig­nación de gente que to­davía te cree.

El pliego tiene 816 ren­glones

Si, Jorge, y to­dos di­cen cien mil­lones. ¿No te llamó la aten­ción?

Si bi­en la can­ti­dad de cien mil­lones que so­lic­i­tan es un tope máx­i­mo es cu­rioso que se haya elegi­do una cifra tan el­e­va­da.

¿Por qué? ¿Y si sabés que es un tope máx­i­mo, Jorge, por qué hacés co­mo si se es­tu­viera com­pran­do esa can­ti­dad? Ah si, cier­to que vivís de in­dig­nar gente al pe­do.

Hace fal­ta cien mil­lones de todo?

No, por eso no se com­pran cien mil­lones.

Va­mos a ver a quién se la ad­ju­di­can, a ver que ami­go gana.

No es­tá ad­ju­di­cado, lo con­tás de man­era en­gañosa, y enci­ma te hacés el de­tec­tor pre­mon­i­to­rio de cor­rup­tos. ¿No pasó na­da en la se­m­ana, Jorge?

De­bo con­fe­sar peca­dos de ju­ven­tud. Du­rante el men­e­mis­mo, me caía bi­en Lana­ta. ¿Es que con el Car­lo era tan fá­cil ser opos­i­tor, no?

Pero aho­ra, ver­lo ser así de patéti­co, hablar al pe­do de cosas que son la na­da mis­ma, tratar de in­flar un de­talle buro­cráti­co in­signif­i­can­te, ver co­mo se prende tan­to desin­for­ma­do que lo ve por la tele y le cree ...

De­bo con­fe­sar peca­dos pe­o­res, com­pré un li­bro de cuen­tos que es­cribió Lanata, Po­laroids. Has­ta me gustó un poco, tenía una his­to­ria so­bre co­mo se ro­baron el puente col­gante y yo, santafesino de­spués de todo, me sen­tí vis­to, me sen­tí parte de al­go, co­mo podía ser, che, mirá que lo­co to­do.

Nun­ca te voy a per­donar, Jorge. Nun­ca te voy a per­donar que fun­daste el úl­ti­mo di­ario bi­en es­crito de la Ar­genti­na, Críti­ca, y te fu­maste la gui­ta y ca­gaste a los que tra­ba­ja­ban ahí. Nun­ca te voy a per­donar que sa­bi­en­do es­cribir bi­en te hayas ca­ga­do en vos mis­mo y te hayas con­ver­tido en es­to que sos aho­ra.

Nun­ca te voy a per­donar, Jorge, que te faltes el re­speto de es­ta man­er­a. Que te hayas creí­do cuan­do te di­jeron que eras gra­cioso y hayas des­perdi­ci­a­do de es­ta man­era tu tal­en­to.

Que seas aho­ra es­ta car­i­catu­ra de vos mis­mo.

Es im­per­don­able, Jorge Lanata, que pu­di­en­do ser al­go re­al, seas este imag­i­nario hom­bre de las cien mil­lones de bol­sas.


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