Los dichos no son tus amigos.
Veamos a Beatriz Sarlo, respetada intelectual argentina. Escribió una columna en La Nación. Termina así:
Total, Boudou, sin bromita alguna, debe adecuarse a lo que le toque, obedeciendo el viejo refrán de que a un caballo regalado no hay que examinarlo para ver si viene completo.
El problema que yo veo (si se me permite la pedantería (por supuesto (¡gracias otro yo! (de nada)))) es que la señora Sarlo no tiene idea de lo que ese dicho significa.
Ponéle que estás comprando un caballo. Le revisarías la boca porque querés ver si es joven o viejo (por ejemplo primer resultado de google). Eso es importante si estás comprando un caballo. No tanto si te lo están regalando:
Tipo macanudo: ¡Tomá un caballo!
No tan macanudo: (revisa la boca) ¡No gracias!
Por eso no le mirás los dientes a los caballos regalados. Y no buscás en amazon cuanto sale el libro que te regalaron.
Por otro lado, si hablaras Tamarian, lo mirás en la boca, tirás un "Temba, descansando", y listo.
Bueno, me parece que no hay que tomarlo tan literal. Lo que el dicho dice es que si te regalan algo, no le empieces a buscar defectos, que el dicho provenga de que antiguamente se le miraban los dientes al caballo para saber su edad, no quita que se pueda usar solo para esa situación. Después de todo es un dicho nada más, a Boudou ciertamente no le regalaron un caballo, y lo que Beatriz Sarlo quizo expresar, en mi opinión, se entiende perfectamente.
Obviamente que no se usa de forma literal, porque no estamos hablando de caballos. Se usa de forma figurativa. Pero si no sabés que quiere decir, es simplemente como usar una palabra que no sabés qué significa.
Ponele que yo te dijera: "Para hacer esta tortilla, ponga dos huevos, así mata dos pájaros de un tiro" eso es usarlo mal a proposito para hacer un chiste. Eso es distinto.